Wiki Reino de Quito
Advertisement
Teresa de Larrea-Zurbano
Princesa de Solanda
Marquesa Teresa de Larrea-Zurbano y Jijón (madre de Mariana)
S.A.S. doña Teresa de Larrea-Zurbano (1833)
Ejercicio
Predecesortítulo creado
SucesorMariana de Quito
Información personal
Nombre secularTeresa Manuela Ignacia Catalina
Otros títulosMarquesa consorte de Solanda Marquesa consorte de Villarocha
Nacimiento15 de marzo de 1777
Otavalo, Real Audiencia de Quito.
Fallecimiento28 de abril de 1852 (75 años)
Palacio de El Deán, Quitburgo, Quito.
SepulturaCripta Imperial del Deán, Quitburgo
Familia
Casa realCasa de Larrea
DinastíaLarrea-Zurbano
Padrecap. Manuel de Larrea-Zurbano
MadreMaría Jijón y Chriboga
Hijosvéase Descendencia

Teresa de Larrea-Zurbano y Jijón (Otavalo, Real Audiencia de Quito, 15 de marzo de 1777 - Quitburgo, Quito, 28 de abril de 1852), fue una noble quiteña conocida especialmente por ser la madre de la emperatriz consorte, Mariana de Quito, y por su gran influencia durante los primeros años del reinado de su yerno, Antonio José.

Biografía[]

Bautizada como Teresa Manuela Ignacia Catalina de Larrea-Zurbano y Jijón, fue la cuarta y última hija del capitán Manuel de Larrea-Zurbano y Santa Coloma, corregidor de Otavalo, y doña María Jijón y Chiriboga, hija a su vez de un general español y una noble riobambeña. Se casó el 19 de junio de 1803 con el acaudalado Felipe Carcelén de Guevara y Sánchez de Orellana, VII marqués de Solanda y V de Villarocha, por lo que la joven se convirtió en marquesa consorte y poseedora de una de las más grandes fortunas del territorio quiteño.

Descendencia[]

Josefa Felipa de Carcelén y Larrea (Reino de Quito)

Josefa Felipa.

María Rosa de Carcelén y Larrea (Reino de Quito)

María Rosa.

María Manuela de Carcelén y Larrea y su hijo (Reino de Quito)

María Manuela.

Teresa y Felipe fueron padres de siete hijos, de los cuales únicamente cuatro llegarían a la edad adulta, todas mujeres:

Influencia en el gobierno[]

Mariana Carcelén de Guevara (Marquesa de Solanda y Villarocha)

Mariana, una de las hijas de Teresa. En 1830 llegaría a convertirse en emperatriz consorte de Quito.

Artífice del matrimonio entre su hija Mariana y el héroe independentista venezolano, Antonio José de Sucre, Teresa fue madrina de bautizo de la pequeña de ambos, nacida en 1829 y bautizada con el nombre de María Teresa en su honor.

Se dice que Teresa fue clave en la decisión de su yerno de aceptar la corona quiteña que le ofrecía la Junta de Notables en 1830, tras derrocar al presidente Juan José Flores y poner fin a la República del Ecuador. Esta especulación se basa en el hecho de que el general se retiró al Palacio de El Deán, donde también se había trasladado su suegra y con la que conversaba largas horas sobre el tema, aceptando convertirse en emperador pocos días después.

Teresa fue la primera poseedora del título imperial de Princesa de Solanda, distinción que le fue conferida por su yerno el 1 de diciembre de 1830, alcanzando así un alto rango dentro de la Corte y el acceso a las sesiones del Parlamento, a las que acudía con regularidad para conversar sobre su posición ante los proyectos de ley que se discutían.

La cercanía con su hija Mariana, y por medio de ella con el emperador, hizo que se convirtiera en una de las personas con más poder dentro de los primeros años de existencia del imperio quiteño. En asuntos de protocolo fue quien se encargó de todos los temas referentes a la conformación de una Corte Imperial y un Ceremonial acorde a lo que se practicaba en el viejo continente.

A partir del año 1845 aproximadamente su intromisión en los asuntos gubernamentales empezó a decaer debido a que su estado de salud también inició una debacle, retirándose casi por completo de la vida pública y limitando sus apariciones sobre todo a las ceremonias que tenían lugar en el Palacio de El Deán, donde residía junto a los Emperadores.

Muerte[]

La princesa murió el 28 de abril de 1852, en sus aposentos de El Deán. La causa del deceso fue atribuida a un paro cardiorespiratorio según consta en el parte emitido por el médico de la familia imperial, quien la atendió en sus últimos días. Fue velada en la Catedral de Quitburgo y enterrada en la Cripta Imperial del Deán.

Su muerte afectó mucho a su hija Mariana en particular, aunque también su yerno, el emperador Antonio I, escribió un entrañable discurso que leyó durante la misa del primer mes de su fallecimiento, en la que elogió sus virtudes, pero sobre todo su temple y aguda inteligencia, que según sus propias líneas: "ayudaron al país más de lo que cualquiera creería, con su visión de madre pero también de patriota. Quito lamentará su muerte cuando la historia conozca lo importante que fue para que nuestra nación no se desintegrara en los primeros años".

Véase también[]

Advertisement